Revolución Armada, la única manera.
Ser ignorante respecto a la violencia en México sería
semejante a encontrarse a unos metros de un lugar donde ha detonado una
bomba de alto poder destructivo y no
notarlo, se tendría que estar muerto o se tendría que estar ausente de todos
los sentidos puesto que hasta el menos avispado de los individuos puede
dárselas de muy listo repitiendo lo que el descontento social arroja
diariamente.
Y sin embargo considero más terrible y reprochable el tener
conocimiento respecto a esto, el haber escuchado y estar consientes de la
explosión cercana y no asumir la responsabilidad social, política e histórica que conlleva y no hacer nada.
Los acontecimientos recientes en la historia de México
sugieren la transformación de nuestra sociedad como algo muy cercano y esto nos
coloca frente a una interrogante importante:
¿Podrán verdaderamente los métodos pacíficos y legales ser
la herramienta de la transformación social o hace falta algo más?
En el desarrollo del siguiente ensayo tratare de demostrar
que la lucha civil y política de tipo pacífica y legal no puede ser considerada
como la solución a los problemas sociales y políticos que azotan a nuestro
país, sino, la revolución armada.
Hay que aclarar de antemano que no se defiende una violencia
sin sentido, solo por violentar, se debe buscar una violencia metódica y
organizada, una violencia que debe ser utilizada cuando verdaderamente ya no
existe otra opción. De esto hablaremos en el desarrollo.
Los argumentos contra el levantamiento armado:
La sociedad contemporánea se halla envuelta por un manto de
ultra moralismo nihilista que cubre nuestra perspectiva con creencias respecto
a la violencia como método para resolver los problemas sociales de todo tipo.
La posmodernidad presume de manera arrogante la civilización y la diplomacia y
así como el que, carente de todo carácter y personalidad se vanagloria de
victorias superfluas o falsas, la sociedad mexicana actual no carece menos de
lo antes mencionado.
La sociedad mexicana ha engendrado el fetiche de la
legalidad buscando mantener el status quo de las clases sociales.
¿Qué debemos entender por fetiche de la legalidad? Es la
confianza total (y sin base real como veremos más adelante) en las
instituciones políticas y los procesos burocráticos del estado como medio de
alcanzar una sociedad sana y la solución de los problemas de todo tipo. Hay que
agradecerles pues lo único que de manera acertada señalan los fetichistas y es
que existen problemas de tipo económico, político y social, por lo demás, nos
ocuparemos en breve.
También existen aquellos que a pesar de no creer en las
maneras institucionales defienden un método de manifestación pacífica y de
función simbólica y proponen que de este
modo se pueden resolver las crisis de la sociedad contemporánea.
Podemos pues ubicar a los fetichistas, a los pacifistas y las posturas radicales, de este modo
partiremos de los argumentos de los primeros:
Argumentos de los fetichistas
(Principalmente la clase política dominante, los militantes
de los partidos oficiales, estudiosos y catedráticos) Para los fetichistas las
instituciones son el producto del trabajo intelectual del hombre desarrollado a
lo largo de la historia, muchos defienden que esta ardua labor histórica de los
intelectuales se dio por una razón; el desarrollo natural de las formas de
gobierno que buscan precisamente evitar la violencia en los individuos y que
solo requieren de un mejoramiento democrático constante por medio de reformas
(de ahí también que sean llamados reformistas)
No se niega ni se demerita en primera instancia las teorías
de organización política en las cuales se basa (o que se supone se basa) la
sociedad mexicana, sin embargo; ignoran como funciona realmente el estado.
La teoría del socialismo científico señala los distintos
modos de producción que sostienen las diferentes etapas de la sociedad humana,
respecto al modo de producción capitalista hace importantes observaciones. En
el seno de la sociedad capitalista existen 2 clases sociales principales en
razón de que pueda existir este modo de producción, explotados y explotadores,
esto es algo incontrovertible así como la idea de que si hay clases sociales
diferentes tendrán intereses de clase diferentes, más bien, opuestos.
Frederich Engels , uno de los padres del socialismo
científico complementa las obras con su teoría del estado: El estado en primera
instancia debería de fungir el papel de mediador entre las clases, sin embargo;
ha demostrado velar por los intereses de la clase dominante que ha dado a la
sociedad su imagen y semejanza, la corrupción engendrada al hacer el valor
último de las cosas el enriquecimiento des conmensurado de una clase permite
pues que el estado se vuelva un guardián del viejo orden burgués, el
representante máximo de los intereses de clase y su aparato de represión.
El estado mexicano es la comprobación absoluta de lo dicho
anteriormente ¿Cómo podemos creer que un estado que ha permitido el
nombramiento de un presidente de la república a un individuo a partir de
comerciar con las necesidades de los explotados y las clases mas bájas, que
tiene en su historia casos de presuntos fraudes electorales, que sostiene una
burocracia inservible, errática y ridículamente bien pagada que nunca resuelve
los problemas que se le presentan, que altera la carta magna a voluntad y
conveniencia, va a utilizar las instituciones que él mismo ha creado para
mantener su estructura de poder, para satisfacer realmente las necesidades de
la gran mayoría en contra de sus propios intereses de clase?
Los fetichistas no quieren ver (o simplemente no pueden ver)
que el estado parásito (en medida de que vive a costa de los explotados) no
tiene ni tendrá intenciones de permitir que sus inteseses de enriqecimiento y
poder se vean desplazados por los intereses de la mayoría de la población y
específicamente de la clase explotada que no son otros intereses más que los de
tener una vida humana digna para ellos y sus familias.
Estos oportunistas generalmente asumen las posturas que asumen
por su propio interés de participar del estado parásito, buscan su conveniencia
por sobre de la estabilidad y justicia social y por ello deben ser descartados
como postuladores validos de una lucha social que verdaderamente busque la
transformación social.
El argumento utilizado por los mas decadentes partidarios de
estas posturas esta envuelto del nauseabundo olor putrefacto del conformismo y
del desinterés más profundo defendiendo que “si las instituciones ya existen,
¿Para qué molestarse?”
Los defensores de estas ideas deben saber que son
libres de quedarse en el pozo de la
resignación social, probablemente ese es el lugar que les corresponde, pero
deben entender también que hay libertad
de no hacerlo y buscar un cambio radical y efectivo de la sociedad y no
deben entorpecer este proceso natural de la sociedad como es la revolución y el
derrocamiento de toda estructura e institución política existente en la
búsqueda de una sociedad diferente.
Los pacifistas no están mejor parados, la lucha pacífica es la primera manifestación del
descontento social, generalmente surgidos de la espontaneidad de masas y de la
reacción inmediata a una acción que genera descontento o indignación, sin
embargo; los pacifistas creen que esta manera insistente de hacer una demanda
específica a una institución del tipo que sea nos llevara a la solución de
todos los problemas sociales.
Básicamente pretenden que “pedir por favor” aquello que es
derecho humano, que se supone “inalienable”, aquello que pertenece a los
individuos por el simple hecho de ser individuos, al estado que como ya dijimos
tiene otros intereses.
Es también apreciable a simple vista por los resultados de
esta lucha pacífica desde la época de los 60’s que no podremos alcanzar
solución alguna por esta vía, ya hemos dado suficiente oportunidad a la paz,
sin resultados.
Las tomas simbólicas, los paros de actividad, los eventos
artísticos, todo esto cumple con una función simbólica que da prueba de una
sociedad lo suficientemente sana para mostrar descontento, por desgracia así
como florecen y son bellos por un tiempo, se marchitan y mueren sobre su
incapacidad para transformar a la sociedad.
Los pacifistas rechazan la violencia bajo el conocido refrán
“la violencia solo engendra más violencia”. Sometamos esto a un juicio lógico,
primero no podemos ignorar que el estado en este momento esta siendo violento,
si asumimos que violencia da como resultado violencia, entonces solo podemos
responder de manera violenta. El pacifista tal vez argumentara que podemos
evitar ser violentos en primera instancia, entonces, si tenemos como sociedad y
como especie la capacidad de evitar ser violentos frente a un estado que
produce violencia, tenemos la capacidad para evitar ser violentos después de
derrocar al estado que genera violencia y así poner fin a esta situación.
Los pacifistas al igual que los fetichistas o no quieren
darse cuenta de que vivimos en una sociedad violenta o solo son incapaces de
verla o también como algunos fetichistas tienen un interés oportunista y
pretenden defender estos intereses.
Si nos han tratado de convencer que respecto a lo social la
violencia no es la manera de resolver los problemas es un reflejo de los
dichosos intereses de la clase que manipula a la sociedad a placer y que ve
peligroso para su hegemonía que comience a considerarse el levantamiento armado
como una opción.
Los explotadores como clase tienen conciencia histórica,
ellos mismos en las revoluciones
burguesas derrocaron al régimen feudal, así como el esclavista murió
para dar paso al feudalismo, comprobando la validez del materialismo histórico,
por ello, es obvio y natural que tiemblen ante la idea de revolución y se arman
de todos los medios posibles para posponerla, retrasarla o de manera inútil,
evitarla. De este modo la moralidad que nosotros respetamos tiene la intención
de mantenernos sumisos y oprimidos.
Elementos que justifican el levantamiento armado según la
historia.
Tomas Jefferson, uno de los padres fundadores con gran
relevancia de los Estados Unidos dice: “cuando la injusticia se convierte en
ley, la rebeldía se vuelve obligación” como sabemos los pensamientos que
derivaron en la independencia de las 13 colonias tuvieron una fuerte influencia
de la corriente ilustrada del pensamiento francés. A su vez en Francia estalló
la revolución incitada por estas mismas ideas.
Señalaremos algunos elementos propios de la situación
francesa antes de la revolución:
1: Gobierno despótico y monárquico que limitaba el poder
político a si mismo y sus allegados.
2: Economía inestable, hambruna, enfermedad y pobreza
extrema
3: Elementos de represión por parte del estado buscando su
conservación
4: Descontento general por las causas anteriormente
mencionadas, estallidos de desobediencia civil esporádicos y cada vez más
intensos.
5: Pensamiento de la ilustración.
Todos estos elementos derivaron en la revolución francesa.
Posteriormente esta serie de levantamientos serían denominados por el
socialismo científico como las revoluciones burguesas y una fase necesaria del
desarrollo histórico de la sociedad.
Una de las revoluciones que marcó para siempre la historia
fue la revolución socialista de 1917 en Rusia.
Los elementos que derivaron en
el levantamiento ruso citado fueron varios:
1: La familia real del Zar y él mismo mantenían un gobierno
despótico de presunta libertad democrática.
2: Economía inestable (a causa de diferentes guerras)
hambruna, enfermedad y pobreza.
3: Represión brutal a los estallidos sociales de descontento
(Véase domingo sangriento) persecución, exilio y fusilamiento.
4: descontento cada vez mayor de la población.
5: el desarrollo de las teorías marxistas de la revolución
proletaria protagonizado por el ala bolchevique del Partido Socialdemócrata Ruso (posteriormente,
Partido Comunista Bolchevique de Rusia)
Hagamos lo propio con la situación del México actual:
1: Narco-estado que busca mantener los intereses de una
clase específica, estructura de 3 partidos predominantes sin que haya
diferencia alguna entre quien gobierna.
2: Economía inestable de un país en deuda sin oportunidades
laborales ni educativas suficientes para satisfacer la demanda.
3: excesiva y descarada represión ante las manifestaciones
de descontento social de naturaleza violenta, desapariciones y muertes de
quienes se manifiestan.
4: descontento general.
Pareciera pues que el único elemento faltante para repetir
la historia revolucionaria es una teoría de la misma.
El estado parásito nos ha llevado ya a la necesidad de la
autodefensa violenta, así como no se puede acusar de asesino a quien busca
defender su vida, en legítima defensa pues, así debemos acabar con la fuente de
la violencia de nuestra sociedad.
¿Cómo podemos anteponer una moral podrida y que busca los
intereses de una clase explotadora a la desaparición de estudiantes, asesinato
y represión de la población en general, manipulación de medios de comunicación
de todo tipo, violación interminable de los derechos humanos más básicos, a la
condición de miseria de la gran mayoría de la población?
La dirección y la manera en que debe llevarse a cabo la
revolución armada es un tema para otro ensayo, por lo pronto ya hemos resuelto
las interrogantes principales que buscaba resolver este.
¿Pueden los métodos legales e institucionales (fetiche de la
legalidad) o de desobediencia civil pacífica (pacifismo) resolver los problemas
críticos de la sociedad mexicana? La respuesta es no, el estado parásito no
tiene intenciones de ceder sus intereses ya sea por la resistencia pacífica o
por las instituciones que él mismo creó para mantener su poder
La segunda pregunta implícita contestada es: ¿Hemos llegado
ya a la necesidad de implementar la violencia para liberarnos de este yugo de
represión y violencia contra los gobernados?
La respuesta a mi parecer es si, muchos argumentaran que las
condiciones que se vivían en el invierno ruso (por retomar el ejemplo anterior)
no son comparables a la miseria en el campo mexicano, no se trata de que tan
menos miserables somos, sino que tan miserables seguimos siendo y mientras la
gran mayoría de la sociedad este sumida en la explotación asalariada y la
miseria del capitalismo tenemos que seguir
buscando la transformación de la sociedad por los medios que tenga que llevarse
a cabo.
Víctor Rivera (Messy II)
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