martes, 12 de diciembre de 2017

La lucha de clases y la ley de seguridad interior.



La lucha de clases y la ley de seguridad interior.                                                          6/11/17

Víctor Messy
Militante, Partido Comunista de México – Guanajuato.


Durante nuestro 5to congreso nacional, el Partido Comunista de México aprobó la tesis sobre el periodo de insumisión. Dicha tesis, partiendo de un análisis extenso de datos estadísticos, señala la tendencia de la protesta y la manifestación social a intensificarse tanto en calidad (organización, objetivos, etc..) como en cantidad y que dicha tendencia guarda una estricta relación con el desarrollo de la crisis capitalista.
Para entonces se pronosticaba que esta tendencia seguiría a medida de que el gobierno federal incurriera, como le es propio, en más casos de despotismo, violencia y corrupción y, por supuesto, con el agravamiento inevitable de la crisis del capitalismo.

Casi de inmediato, la tragedia del caso Ayotzinapa, las múltiples manifestaciones contra las reformas del gobierno de Peña Nieto, los surgimientos de grupos armados de autodefensa, entre otras cosas, llegaron a confirmar la tesis aprobada en 2013.

Desde entonces hasta ahora se pueden enumerar diversos ejemplos que confirman nuevamente esta postura adoptada por nuestro partido. Tal es el caso Duarte por todos conocido, lleno de impunidad y despotismo, o el del terrible terremoto de éste año, que rápido cobró tintes políticos al exponer el nivel de rapiña, ineptitud y cinismo del que son capaces las autoridades de la república.

En cada oportunidad que han tenido los representantes del poder político oficial y sus socios de negocios de los diversos partidos políticos han demostrado que solo velan por sus intereses a costa de la explotación y miseria del pueblo mexicano.

Así, en la ante sala del año electoral (2018), la tendencia a la insumisión ha alcanzado un momento crítico que se refleja en el fortalecimiento evidente de nuestro partido y su presencia en el movimiento obrero, y en general, de la lucha de las clases explotadas y sus organizaciones. De este modo, el año que viene, por distintas causas de orden nacional e internacional, se presenta como una oportunidad histórica tanto para un bando como para el otro.

Por un lado, la clase de los explotados ha acumulado experiencia en la lucha política, legal y clandestina, que la posiciona con cierta ventaja en la lucha por venir y que le plantea la necesidad de mejoramiento y adaptación de su táctica y estrategia de confrontación política Por otro lado, la clase privilegiada pareciera estar también al tanto de la tendencia a la insumisión. No sería extraño entonces que prepare sus mecanismos de defensa para asegurar su dominio.  Por esta razón, a diferencia de los medios de comunicación, distintas ONG´s y algunos pseudo intelectuales de izquierda, a los comunistas no nos ha tomado por sorpresa la aprobación de la ley de seguridad interior el día 30 de noviembre del año en curso, que viene a ser algo así como la
confirmación final por parte del poder burgués de la tesis aprobada por nuestro partido.

Hasta ahora, a pesar de las medidas oficiales o incluso directamente ilegales y paramilitares del gobierno para aplastar a la oposición, ésta podía encontrar un espacio de legalidad que le permitía, hasta cierto grado, asegurar la integridad de sus activistas y sus estructuras, al apelar a procesos de la burocracia judicial; a los derechos plasmados en la constitución y los diferentes códigos de las entidades federativas. La aprobación de la ley de seguridad interior le entrega facultades al ejercito mexicano no solo de colaborar, sino de suplantar al mando policiaco en actividades de inteligencia y aplicación de la ley lo cual incluye por supuesto la intervención del ejercito en manifestaciones que el ejecutivo considere “violentas”. Estamos hablando de la militarización oficial del país.

Al erradicar el espacio de legalidad de la manifestación del descontento social, las clases dominantes han colocado en el escenario político al ejercito, con todo su poder de fuego y su posición por encima de la ley frente a las clases explotadas.

Las clases en el poder reconocen en la organización de los explotados un peligro para su hegemonía y han optado por declarar la guerra a este peligro inminente. El objetivo no es solo reprimir la protesta social, sino, aplastar cualquier intento inmediato o futuro de insurrección contra el orden establecido.

Con el circo electoral desplegándose y con el agravamiento inevitable de la crisis capitalista mundial esto que acontece hoy es probablemente el comienzo de una fase crítica y crucial de la confrontación entre las clases sociales en nuestro país. Veremos a las clases dominantes afilar y movilizar sus mecanismos de defensa de su hegemonía sin piedad y con total impunidad como ha ocurrido tantas veces en la historia de la nación.

La clase de los trabajadores explotados de México no puede ni dejarse intimidar ni quedarse atrás, frente a la amenaza latente de un recrudecimiento de la lucha de clases debe también refinar y consolidar sus armas de confrontación política.
El Partido Comunista de México, como el dispositivo de confrontación más sofisticado y revolucionario del que disponen los oprimidos, deberá consolidar su posición como vanguardia efectiva del movimiento obrero de nuestro país.

Si queremos que las cosas cambien nuestra clase debe reconocer a sus enemigos justo como ellos han reconocido en la organizacilases sociales en nuestro país. ptada por                  ajadora y de aprovechar efetivamente el escenarido en la organizaciacón política de nuestra clase la inevitable bancarrota de su régimen.

El recrudecimiento de la lucha de clases implica el retroceso de la ideología burguesa en la batalla por la conciencia de la clase trabajadora y de aprovechar efectivamente el escenario político venidero, nuestro partido habrá dado un inmenso paso hacia delante en su objetivo político esencial: La construcción del poder obrero y popular y el despliegue de la economía socialista.

“Trabajadores de México, únanse!


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